Me declaro adicta al café. Me gusta discutir y llevar la contraria, comer macarrones al pesto y sacar de quicio a la gente, me encanta hacer reír, criticar delante de un mojito y cantar en la ducha, siempre quiero tener razón, cuando me enfado soy horrible, disfruto llorando con las pelis y también adelantando a la gente que corre para coger el metro, soy muy exagerada y a veces no me soporto, odio cocinar y también odio que no me miren a la cara cuando hablo, y odio los relojes y dar el brazo a torcer, me ponen nerviosa los tics y los perros, y los tartamudos, y las conversaciones de ascensor ("parece que ahora sí que ha llegado el invierno..."), me enfada que suene el móvil y no llegar a tiempo para cogerlo y que la sopa se quede fría, y que me metan prisa, me molesta que la sábana se salga de abajo y que se acabe la batería del mp3 cuando aún me quedan paradas de bus, adoro mis conversaciones mentales con la gente (soy educada y hay cosas que no se dicen, pero sí se piensan), odio mentir y que ronquen a mi lado, normalmente tengo los armarios y los cajones como una leonera pero a primera vista la habitación parece ordenada, tengo millones de libros y calcetines, siempre quiero comprar unos guantes pero nunca los compro, me burlo de la gente cuando me siento atacada, no sé guiñar un ojo pero levanto la ceja izquierda y nunca aprendí todas las capitales de Europa, soy un monstruo cuando me enfado, sufro incontinencia verbal, me gustan los cambios y fregar los platos mientras canto, soy nerviosa crónica, prefiero un buen jamón y un vinito que el preciado chocolate... ¿ya he dicho que necesito café para vivir?