Buscando noticias sobre la retirada a tiempo del Papa de Roma, he encontrado las incontables noticias sobre mierdas varias de la "santa" Iglesia. Pero sin duda, éste titular me ha dejado eclipsada del todo. Y también he tenido que tomarme una tila, porque saca de quicio. Si vais a leer el artículo, preparad tilas, o horcas.
La humanidad está loca. Eso ya lo
sabía. Pero que alguien pueda hacer estas declaraciones en un medio de
comunicación y que no sea juzgado, me parece inconcebible. Es que no encuentro
palabras para describir a este señor (por llamarlo algo, que de señor tiene
poco). En el siglo XXI, cuando hace años que se aprobaron los derechos humanos,
se abolió la esclavitud, se aprobaron los derechos de la infancia, los
trabajadores consiguieron que se les concedieran también unos derechos bien
merecidos, cuando parece que tenemos clarísimo lo que está bien y lo que es
abominable y condenable, después de muchas duras batallas por conseguir todos
estos beneficios para la humanidad, a este señor se le ocurre que los culpables
de los abusos sexuales a menores son las víctimas, los menores. Y no sólo eso,
es que se le llaman abusos porque vete tú a saber, según este señor es todo
consentido, los menores están deseándolo… No entiendo. ¿Los menores abusan
sexualmente de los adultos? Qué manera más vil y rastrera de proteger su
conciencia, señor obispo. La historia, contada por este hombre, cambia
bastante. Los verdaderos culpables son víctimas, que se han dejado seducir por
los niños, que como todos sabemos, van salidos. Todos esos niños de 5, 7, 10
años que han sufrido abusos sexuales por parte de mentes putrefactas, en
realidad se lo buscaron porque querían. ¿Qué? ¿QUÉ? Si yo fuera una de las
madres de esos niños, no sé qué le hago al obispo.
Incluso comparó los abusos de
menores con la homosexualidad. Como buen representante de la “santa” Iglesia, dijo que “perjudica a las
personas y a la sociedad”. Dice el señor obispo: “la persona practica [la
homosexualidad] como puede practicar el abuso de menores”. Pero qué lástima. ¿A
quién le hace daño, a quién le molesta, lo que dos personas hagan en su
intimidad y libremente? En cambio, señor obispo, ¿no cree usted que en los
abusos sexuales alguien sale dañado, perjudicado, dolido…?
Si la Iglesia no
sabe distinguir entre la libertad de las personas y un delito, acabará por no
tener ni un fiel (a no ser que sean tooooodos pederastas, claro. Pasará a llamarse el Club del pederasta y será ilegal).
En fin, que a veces me desilusiono por vivir en este mundo y compartirlo con personajes así. Luego me acuerdo de Da Vinci o Einstein y ya se me va pasando...
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